¡Esta es la luz que necesitamos!
Ahí donde brilla la Gracia Divina, el entero ser del hombre se transforma y alcanza un estado excepcional, como el de la naturaleza durante la primavera.
La luz de la Gracia no se parece a la luz de la sabiduría terrenal, la cual, a semejanza de la luminosidad que emiten las lámparas que hay en cada calle, alumbra durante la noche, pero no da calor y tampoco puede insuflar la vida a tan siquiera un pequeño tallo de hierba.
Al contrario, ahí donde brilla la Gracia Divina, el entero ser del hombre se transforma y alcanza un estado excepcional, como el de la naturaleza durante la primavera. Entonces el mismo hombre siente que algo extraordinario sucede en su ser: la proximidad de una suerte de renovación y restauración.
(Traducido de: Sfântul Inochentie al Odessei, Înțelepciunea dumnezeiască și rosturile naturii, Editura Sophia, București, 2012, p. 42)