¡Estoy contigo, hermano, sintiendo tu dolor!
Tu dolor te ayuda a entender el dolor del otro. Y, cuando aceptas con gozo tu propio dolor, das consuelo a quienes sufren.
Cuando el hombre siente dolor por su semejante, Dios se apiada y se alegra de cierta forma, porque, viendo su compasión, que es una manifestación de su amor al prójimo, lo siente como un pariente Suyo, y por eso le concede Su consuelo divino. Sin esto, el hombre no podría soportar el dolor de ver sufrir a su semejante.
¿Cómo puedo sentir el dolor del otro?
—Cuando también tienes algún dolor, alguna aflicción, y piensas en el dolor del otro, te pones en su lugar y sientes que te duele que él sufra. Es decir, tu dolor te ayuda a entender el dolor del otro. Y, cuando aceptas con gozo tu propio dolor, das consuelo a quienes sufren.
(Traducido de: Cuviosul Paisie Aghioritul, Cuvinte duhovnicești IV – Viața de familie)