¡Exaltemos al Señor por Su paciencia!
La inmensa paciencia de Dios se ha apiadado de todos y nos ha transformado.
Si el castigo siguiera a la amonestación, el mundo habría sido destruido desde hace mucho tiempo. Si Dios fuera pronto para castigar, la Iglesia no hubiera tenido a Pablo. La inmensa paciencia de Dios hizo del perseguidor un apóstol y predicador. La bondad de Dios transformó al lobo en pastor, y Su paciencia hizo de un publicano un evangelista.
La inmensa paciencia de Dios se ha apiadado de todos y nos ha transformado. Si ves que hay uno que antes era blasfemo y hoy es teólogo, si ves que aquel que antes se ensuciaba la boca con cánticos irreverentes hoy purifica su alma entonando himnos a Dios, admírate de la inconmensurable paciencia de Dios, exalta la contrición, y di: “este es el cambio de la diestra del Altísimo”.
(Traducido de: Arhimandritul Atanasie Anastasiou – Stareț al Sfintei Mănăstiri a Marii Meteora, Spovedania – îndrumar, Editura Sofia, București, 2004, p. 139)