Palabras de espiritualidad

Explicándole al niño por qué asistimos a la iglesia

    • Foto: Catalin Acasandrei

      Foto: Catalin Acasandrei

Aunque no entienda la esencia de la palabra, es importante que el pequeño sepa que va a recibir la Comunión, que entienda qué es el cáliz y que aquella cucharita es algo especial. Los padres no deben, en ningún caso, recurrir a mentiras o medias verdades cuando se trata de la Eucaristía.

Hay una etapa especial en el desarrollo del niño, cuando éste da un salto enorme respecto a su percepción consciente de la realidad. Este momento tiene lugar a distintas edades, dependiendo de cada niño. Hay unos que llegan a esta etapa a los cuatro o cinco años, otros a los seis o siete... pero todo depende del desarrollo psíquico de cada quien.

Es muy importante que el niño pase, de una percepción intuitiva-espiritual de la Liturgia, a una mucho más consciente. Para esto, debe aprender qué significan los oficios litúrgicos, especialmente la Eucaristía.

Independientemente de la edad del niño, nunca debe mentírsele con relación a la Comunión, diciéndosele: “Atención, que el padre te va a dar un poco de miel o agua dulce”. Pero también sucede que el niño, si no está habituado a la vida en Iglesia, se rebele, gritando y pataleando, mientras la mamá y el papá le cogen de manos y piernas para llevarlo a comulgar.

Por eso, si el niño no está preparado para comulgar, es mejor que los padres —por medio de su propio ejemplo y oración— le enseñen, poco a poco, a comportarse en la iglesia. El encuentro con Cristo devendrá, así, para él, en una alegría, y no en el recuerdo de algo violento que le tocó vivir.

Aunque no entienda la esencia de la palabra, es importante que el pequeño sepa que va a recibir la Comunión, que entienda qué es el cáliz y que aquella cucharita es algo especial. Los padres no deben, en ningún caso, recurrir a mentiras o medias verdades cuando se trata de la Eucaristía. Mucho menos, si el niño tiene ya seis años y está por comenzar a asisitir a la escuela. Debemos procurar que el tiempo dedicado a que se acostumbre a la iglesia no discurra inútilmente.

¿Significa esto que podemos dejarlo libre durante la Liturgia? Usualmente, no, porque en esta etapa aparecen otras tentaciones, como el querer salir cada cinco minutos del templo o buscar esconderse en algún sitio, en donde sus padres no puedan observarlo, para hablar con otros niños. No se trata de castigarlo, sino de prevenir tales tentaciones; luego, es importante que el niño permanezca al lado de sus padres.

(Traducido de: Preot Maxim Kozlov, Familia - ultimul bastion: răspunsuri la întrebări ale tinerilor, traducere din limba rusă de Eugeniu Rogoti, Editura Sophia, București, 2009, pp. 211-212)