¡Guardemos con cuidado los secretos de nuestra alma!
Si revelas tus vivencias, estarás descubriendo tu corazón, facilitándole al enemigo la tarea de robarte todo tu tesoro espiritual. Guarda con celo, entonces, todo lo que sea valioso.
Sé bueno y no evidencies nada. Si revelas tus vivencias, estarás descubriendo tu corazón, facilitándole al enemigo la tarea de robarte todo tu tesoro espiritual. Guarda con celo, entonces, todo lo que sea valioso.
La perla y el brillante no deben guardarse donde se dañen. Al contrario, se presevan con cuidado y atención.
¡Pero cuán valiosas, resplandecientes y puras son las perlas de la oración y los diamantes espirituales! ¡Qué blancas y puras son! ¡Cómo iluminan y refulgen! Como un brillante, el nombre de Jesucristo no se extingue en el corazón, si éste es iluminado por el amor. Como una perla, adorna la paz espiritual del alma, si ésta adquiere la concentración al orar.
(Traducido de: Sfântul Inochentie al Penzei, Viața care duce la Cer, traducere de Adrian Tănăsescu-Vlas, Editura Sophia, București, 2012, p. 125)