Palabras de espiritualidad

Hagamos de nuestra alma un paraíso espiritual

    • Foto: Maria Burla

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Translation and adaptation:

El alma cubierta por la maleza de los vicios no puede purificarse sin esfuerzo y dolorosas luchas; sólo después podremos sembrar en ella, para que florezca en virtudes y bellezas espirituales de toda clase, atrayendo las miradas celestiales y terrenales. Entonces en el alma habrá un paraíso espiritual y el mismo Señor, como alguna vez lo hiciera en el Jardín del Edén, habitará en ella.

Procuremos, mientras nos quede un hálito de vida, purificarnos de la oscuridad de las iniquidades, reemplazándolas con virtudes. Desde luego, este afán implica mucho esfuerzo. Ciertamente, sin trabajo nada se puede lograr. El que abandona su huerto, dejando que en él crezca toda clase de maleza, si después se decide a limpiarlo, habrá de herirse las manos arrancando toda aquella maraña... ¿pero acaso esto le detendrá? No. Casi no notará el cansancio, esperanzado en terminar lo antes posible, para poder sembrar en él diferentes vegetales, o árboles frutales y flores, que le llenarán de toda clase de gozos.

El alma cubierta por la maleza de los vicios no puede purificarse sin esfuerzo y dolorosas luchas; sólo después podremos sembrar en ella, para que florezca en virtudes y bellezas espirituales de toda clase, atrayendo las miradas celestiales y terrenales. Entonces en el alma habrá un paraíso espiritual y el mismo Señor, como alguna vez lo hiciera en el Jardín del Edén, habitará en ella, llenándola de indescriptibles consuelos, así como Él mismo prometió a través del apóstol, diciendo: “habitaré y viviré en medio de ellos; yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo.” (II Corintios 6, 16).

(Traducido de: Sfântul Teofan Zăvorâtul, Pregătirea pentru Spovedanie şi Sfânta Împărtăşanie, Editura Sophia, 2002, p. 167)