Palabras de espiritualidad

Hagamos de nuestra vida algo de valor

  • Foto: Adrian Sarbu

    Foto: Adrian Sarbu

Cuando pronuncias el Nombre de Dios y te mantienes atento a todo, eres capaz de percibir algo muy grande sucediendo en ti: tu mente se ilumina y tu alma recibe una gran bendición.

La oración es el más grande don del hombre. Quien aprenda a cultivar la oración, se deleitará con ella y sentirá un aroma de flores, una dulzura, la miel de la Gracia. Se hará digno, así, de unirse a Dios, haciéndose uno con Él. Se hará digno de que la deificación tenga lugar en su alma; será un dios por la Gracia. No vivamos con ligereza, sin profundidad, no hagamos de nuestra vida una superficialidad, una nada.

Hagamos todo con equilibrio, con temor de Dios. Al trabajar, no hablemos en vano, más bien oremos: “¡Señor Jesucristo, ten piedad de mí!” o “¡Santísima Madre de Dios, sálvanos!”. Cuando pronuncias el Nombre de Dios y te mantienes atento a todo, eres capaz de percibir algo muy grande sucediendo en ti: tu mente se ilumina y tu alma recibe una gran bendición.

(Traducido de: Stareța Macrina Vassopoulos, Cuvinte din inimă, Editura Evanghelismos, p. 222)