¡Hay alguien que intercede sin cesar por nosotros, aunque seamos pecadores!
No sabemos desde hace cuánto Dios podría haber destruido el mundo, por la inmensidad de los pecados de los hombres; pero la Madre del Señor, del mismo modo en que cuidó de Él cuando era un pequeño bebé en el pesebre, así se presenta hoy ante Dios y mitiga Su ira.
Todos los que tenemos a Dios como Padre, tenemos una Madre espiritual en la Madre del Señor, quien siempre ora e intercede por nosotros y por la salvación de la humanidad. Como dicen los Santos Padres, no sabemos desde hace cuánto Dios podría haber destruido el mundo, por la inmensidad de los pecados de los hombres; pero la Madre del Señor, del mismo modo en que cuidó de Él cuando era un pequeño bebé en el pesebre, así se presenta hoy ante Dios y mitiga Su ira, para que la humanidad no sea aniquilada.
En verdad, la Madre de la misericordia y la piedad no desea que Dios castigue severamente las almas de los hombres. Y es que, si se encendiera la ira de Dios, moriría todo aquel que se ha vuelto morada de incontables iniquiddes y maldades.
(Traducido de: Arhimandritul Cleopa Ilie, Îndrumări duhovnicești pentru vremelnicie și veșnicie, Editura Teognost, Cluj-Napoca, 2004, p. 146)