¿Hay un pecado “más grande” que otro?
Lo fundamental es ser conscientes de que cualquier pecado que nos domine es o puede ser “el más grande”, en tanto nos tenga sometidos bajo su influencia.
Hay tres causas de las pasiones, enumeradas por San Marcos el Asceta en su “Carta al monje Nicolás”: “Cada pecado es precedido de tres gigantes que son la ignorancia, la negligencia y la indiferencia”.
El pecado más grande es ese que tienes, que no es ni el orgullo, ni el desenfreno, ni la blasfemia, ni cualquier otra cosa, sino ese que tienes en ti: ese es el más grande. Si eres orgulloso, tienes el pecado más grande; si eres codicioso, tienes el pecado más grande. Así pues, hablando personalmente, en relación con los pecados personales, el más grande es ese que tienes.
En un texto que encontré en una hagiografía, San Atanasio el Grande dice que “un águila, aunque quede atrapada con una sola de sus garras, seguirá siendo un animal cautivo”. Dicho esto, no creo que tenga sentido preguntarnos cuál es el pecado “más grande” del monje o del laico, porque lo fundamental es ser conscientes de que cualquier pecado que nos domine es o puede ser “el más grande”, en tanto nos tenga sometidos bajo su influencia.
(Traducido de: Arhimandritul Teofil Părăian, Veniți de luați bucurie, Editura Teognost, Cluj-Napoca, 2001, p. 103)