Hay uno al que no le conviene que oremos
El maligno, nuestro más terrible enemigo, sabe cuánto bien le hace la oración al hombre, porque es algo que agrada mucho a Dios. Por eso, busca la manera de impedirle que ore.
El maligno, nuestro más terrible enemigo, sabe cuánto bien le hace la oración al hombre, porque es algo que agrada mucho a Dios. Por eso, busca la manera de impedirle que ore.
A veces le recuerda que tiene que tiene que terminar alguna tarea pendiente, supuestamente necesaria, para que el hombre posponga o incluso renuncie a orar. Otras veces, para impedirle que se concentre en la oración, le llena la mente de figuraciones o recuerdos. Y hay veces en las que le provoca dolores corporales y agitación mental, para que el hombre ore sin fervor y diligencia.
Pero tú, hijo, como un verdadero soldado de Jesucristo, aprende a sufrir, aparta la pereza y esfuérzate, porque: “el Reino de Dios es cosa que se conquista con perseverancia, y los más decididos son los que se adueñan de él” (Mateo 11, 12).
(Traducido de: Părintele Filothei Zervakos, Ne vorbește Părintele Filothei Zervakos, Editura Egumenița, p. 295)