¡Hijo mío, no olvides que la muerte vendrá a segarnos a todos!
¡Esfuérzate, acuérdate de tu propia muerte, de los peajes del espíritu y del estremecedor Juicio de Dios!
¡Hijo mío, no olvides que la muerte vendrá a segarnos a todos! Todas las cosas humanas se extinguen y se derriten, tal como lo hace la cera. Solamente aquello que hacemos para Dios, por amor, sólo eso queda, no se extingue, sino que brilla, para iluminar el camino que lleva al trono de Dios. ¡Dedícate, aún con esfuerzo, a las obras de la salvación! Todo eso será considerado lucha, denuedo y oposición al demonio, y tu recompensa se te dará sin demora alguna. ¡Esfuérzate, acuérdate de tu propia muerte, de los peajes del espíritu y del estremecedor Juicio de Dios!
(Traducido de: Avva Efrem Filotheitul, Sfaturi duhovnicești, Editura Egumenița, Editura Cartea Ortodoxă, 2012, p.75)