Huir hacia nuestro propio interior
El valor de la soledad consiste en que, por medio de ella y con una profunda meditación sobre sus frutos, el hombre descubre el “abismo desconocido” de su alma.
Los Santos Padres hesicastas recomiendan —con gran insistencia— ensimismarnos, retraernos hacia nuestro onterior, huir del mundo y volver al “desierto del alma”, del cual tanto nos habla el abbá Doroteo, discípulo de San Juan Clímaco. Esto es algo necesario para quienes quieran alcanzar la perfección. En los textos ascético-místicos de Oriente, el valor de la soledad consiste en que, por medio de ella y con una profunda meditación sobre sus frutos, el hombre descubre el “abismo desconocido” de su alma, las honduras de su ser, las fuerzas espirituales que posee y que habitan en dichas profundiades, y de las cuales no solemos ser conscientes de otra manera. Ese huir del mundo, la ascesis, la soledad misma tienen, para los Padres espirituales de la Filocalia, un carácter predominantemente interior.
(Traducido de: Preot Ioan C. Teșu, Teologia necazurilor, Editura Christiana, p. 27)