Insistir e insistir, hasta que Dios nos escuche
“Tal como el pan es el alimento del cuerpo y la virtud el del alma, así también la oración con el espíritu es el alimento de la mente”, decía el mismo Evagrio.
“La oración es el fruto de la alegría y el agradecimiento. La oración es el alejamiento de la tristeza y el desaliento”. Esto lo dijo Evagrio Póntico, palabras que siguen teniendo una soprendente validez. ¡Si óraramos con fe, muchos jóvenes dejarían de atarse una soga al cuello, sumidos en una pasajera, pero profunda desesperación! “Tal como el pan es el alimento del cuerpo y la virtud el del alma, así también la oración con el espíritu es el alimento de la mente”, decía el mismo Evagrio.
¡No olvidemos la oración! ¡Clamemos a Dios hasta que nos escuche! ¡Nunca nos dejemos caer en la desesperación! ¡Insistamos! ¡Clamemos hasta que Dios nos atienda! ¡Él no está sordo! ¡Su corazón escucha lo que el nuestro tiene que decirle!
(Traducido de: PS Calinic Argatu, episcop al Argeșului și Muscelului, Veșnicia de zi cu zi, Editura Curtea Veche, București, 2006, p. 90)