Juventud y vejez
Entendiendo esto, recordemos aquellas palabras de San Máximo el Confesor: “Todo en este mundo está sometido al tiempo y al cambio”.
Si vemos que los árboles más jóvenes tienen una corteza nítida y llena de vida, en tanto que la de los árboles viejos es rugosa, llena de estrías, quebradiza y áspera, esto debe llevarnos a pensar en la diferencias que hay entre las personas jóvenes y los ancianos.
Porque todos vemos cómo los más jóvenes están llenos de vitalidad y tienen el rostro alegre y terso, mientras que los ancianos tienen la tez arrugada y marchita, y toda su piel se ha vuelto áspera y sin firmeza. Entendiendo esto, recordemos aquellas palabras de San Máximo el Confesor:
“Todo en este mundo está sometido al tiempo y al cambio”.
(Traducido de: Părintele Ilie Cleopa, Opt cuvinte despre minunile lui Dumnezeu din zidiri, Editura Episcopiei Romanului şi Huşilor, Roman, 1996, pp. 38-48)