Palabras de espiritualidad

La alegría del sacrificio

  • Foto: Benedict Both

    Foto: Benedict Both

Translation and adaptation:

¿Cómo podía quedarme sin hacer nada? Me puse mis sandalias y salí corriendo al campo...

En tiempos de la ocupación alemana, en 1941, debido a que los soldados de ese país llegaban a nuestras aldeas, las quemaban y mataban a sus habitantes, tuvimos que salir de Konitsa y refugiarnos en las montañas. Recuerdo que el día en que los alemanes entraron en Konitsa, mis dos hermanos se habían ido desde temprano al campo, donde teníamos sembrado algo de maíz, para limpiarlo de malezas. Cuando oímos que los soldados estaban por entrar a la aldea, le dije a mi madre: “¡Iré corriendo a avisarles a mis hermanos!”. Pero mi mamá se opuso, porque todos decían: “Si dejas ir a éste, también lo perderás... ¡Olvídate de los otros!”. ¿Pero cómo podía quedarme sin hacer nada? Me puse mis sandalias y salí corriendo al campo. Por la prisa, no me las até bien y, cuando atravesaba un trozo de camino lleno de lodo, mis sandalias se quedaron pegadas al fango. Me las quité como pude y corrí descalzo por la orilla del río, a pesar de la maleza que había allí. Durante casi una hora, bajo el sofocante calor del verano, corrí descalzo entre las espinas, pero ni siquiera noté algún dolor en mis pies. Llegué a la huerta, encontré a mis hermanos trabajando, y les grité: “¡Los alemanes están aquí! ¡Corramos a escondernos!”. Justo en aquel instante, divisé a los primeros soldados acercándose. “¡Tomen nuevamente los azadones y sigan trabajando! ¡Yo haré como si estuviera limpiando el maizal!”, les grité a mis hermanos. Pocos minutos después, los alemanes pasaron a nuestro lado sin decir palabra alguna. Después observé que me había hecho una profunda herida en un pie, de tanto correr entre las espinas. Hasta ese momento no había sentido nada, porque había corrido con alegría. ¡Era la alegría del sacrificio! ¿Podría haber dejado a mis hermanos? Si no hubiera corrido, y si a ellos les hubiera ocurrido algo, el resto de mi vida me habría atormentado el hecho de no haberles ayudado.

En verdad, por temerario que parezca lo que hice, estoy seguro que toda mi vida me habría atormentado el haber elegido la comodidad de no ir.

(Traducido de: Cuviosul Paisie Aghioritul, Patimi și virtuți, Ed. Evanghelismos, București, 2007, p. 42)