La altísima misión de la mujer como madre
Dices que, de hecho, todos tus hijos te causan muchos sinsabores. ¡En eso consiste el martirio de las madres! Si aceptas todo con tranquiidad y agradecimiento a Dios, estarás practicando la virtud de los mártires.
«A las madres que viven preocupadas por el bienestar de sus hijos, yo siempre les suelo decir: “Ustedes son partícipes de los sacrificios de los mártires. ¡Esto significa que tienen el derecho a esperar ser coronadas como ellos!”.
Tienes que ser paciente con el mal comportamiento de tu hijo. Esa es la voluntad de Dios, y no puedes pasar sobre ella. Cada vez que sientas que las injusticias de tu hijo te hieren el corazón, aviva en tu interior la confianza en que todo esto proviene de la mano de Dios, y que Él enviará algo para que puedas alcanzar la salvación. Si lo aceptas y lo soportas con serenidad, por supuesto. Ese solo pensamiento hará que se disipe la amargura y la tribulación de tu alma, causadas por lo que estás viviendo.
Dices que, de hecho, todos tus hijos te causan muchos sinsabores. ¡En eso consiste el martirio de las madres! Si aceptas todo con tranquiidad y agradecimiento a Dios, estarás practicando la virtud de los mártires. ¡Sea la voluntad de Dios sobre todos nosotros, y que tú sepas obedecerle y someterte a Sus disposiciones!
¡Ora a Dios con fervor y pídele el bien para tus hijos, y Él los mantendrá en Sus preceptos, como lo hace con todos aquellos que buscan Su auxilio y protección!».
(Traducido de: Cum să educăm ortodox copilul, Editura Sophia, București, 2011, p. 154)