La armonía del universo
Todo el universo está lleno de esa maravillosa sinfonía. Y es que en el universo no reina el caos, sino el orden y la disciplina.
A Adán los ángeles le enseñaron a cantar. Toda la creación canta. Cantan el sol y la luna, cantan las estrellas y la luz misma. El espacio entero resuena con una armonía santa, que nuestro oído no puede abarcar. Todo el universo está lleno de esa maravillosa sinfonía. Y es que en el universo no reina el caos, sino el orden y la disciplina.
Todo, el cielo y la tierra, siguiendo las leyes de su Creador, forman en el espacio una sinfonía perfecta.
Aunque pareciera que más allá de la atmósfera que nos rodea reinan la oscuridad y el silencio, no es así. Eso es sólo aparente, porque los órganos de nuestros sentidos, nuestros oídos y ojos tienen una capacidad de percepción muy limitada. Fuera de lo que oímos y vemos nosotros, hay una riqueza infinita de sonidos y colores, que vibran y cantan sin cesar.
El silencio y la oscuridad absoluta dominan solamente en el infierno, descrito así por Cristo: “Allí será el llanto y el crujir de dientes” (Mateo 25, 30). Allí nunca se escuchan cánticos armoniosos y bellos. Allí todo está lleno de ruidos caóticos que atormentan y aterrorizan. Y la luz que hay allí no es una que ilumine, consuele y sea acogedora; es una luz muerta, una luz que no existe en ninguna otra parte de la creación de Dios, en donde también la luz y el sonido fueron creados para provocar felicidad y una paz perfecta para todos los creyentes.
(Traducido de: Înaltpreasfințitul Iustinian Chira, Colo’n sus, în vremea aceea, Editura Mănăstirii Rohia, Rohia, 2010, pp. 7-8)