Palabras de espiritualidad

La atención: cuando un alma abraza a otra alma

    • Foto: Oana Nechifor

      Foto: Oana Nechifor

¿Has intentado alguna vez abrazar a alguien sólo con tu mirada? ¿Y con tu atención? ¿Ver a esa persona largamente, dándole una profunda atención, de la mejor calidad? Y es que el mejor abrazo es nuestra atención. Es un alma que abraza a otra alma.

Madre, ¿es permitido que los jóvenes se besen cuando ayunan? ¿Podría esto afectar una relación? ¿Qué consejo nos da?

—Siento entristecerlos, hijos míos, pero ese beso no es bueno ni cuando no están ayunando. El Padre Savatie Bastovoi ha hablado ya con claridad sobre este tema y no quiero redundar. Yo misma quedé maravillada cuando leí sus palabras.

Bien, hijos, el amor entre un chico y una chica es tan lindo... ¡Y las formas de manifestar la ternura son tan variadas y prodigiosas!

¿Has intentado alguna vez abrazar a alguien sólo con tu mirada? ¿Y con tu atención? ¿Ver a esa persona largamente, dándole una profunda atención, de la mejor calidad? Y es que el mejor abrazo es nuestra atención. Ningún abrazo físico podría satisfacer esa necesidad de acercamientoy de presencia. ¡Sólo la atención! La atención es un alma que abraza a otra alma. Aprovechen al menos el ayuno para darse atención. ¡Mucha atención cuando estén frente a frente, cuando estén lejos, cuando oren! Y así vencerán el pecado y su relación se llenará de alegría y amor.

Los besos, abrazos y otros juegos más o menos culpables pueden herir la relación y el amor; además, crean dependencia y, encima, son pecado. Porque cuando acaricias o besas a la persona que amas, sin esa atención llena de oración, la estás transformando en un objeto, en algo que te ofrece placer. Y, si ahora que son novios no ejercitan el amor desinteresado, no lo conseguirán después de casarse, cuando enfrenten penas y problemas y cuando el deseo físico deje de ser exacerbado por el pecado.

Me atrevería a llamar la relación de amor previa al casamiento, el “ayuno nupcial”. Este ayuno maravilloso prepara a los jóvenes para recibir la gracia necesaria para alimentar, mantener y hacer crecer el verdadero amor y las alegrías que se nos prometen en la Boda. Con esto, el ayuno establecido por la Santa Iglesia para la intimidad del hogar, dejará de parecer difícil de practicarse, dejará de ser entendido tan sólo como una “prohibición”, para ser considerado como un lugar, un tiempo y un modo especial de amor dador de amor, algo que no es de este mundo.

(Traducido de: Monahia Siluana Vlad, Deschide Cerul cu lucrul mărunt, Editura Doxologia, Iași, 2013, pp. 192-193)