Palabras de espiritualidad

La auténtica naturaleza del padre espiritual

    • Foto: Oana Nechifor

      Foto: Oana Nechifor

Cualquier guía espiritual debe ser solamente siervo del Esposo Celestial, tiene que conducir las almas a Él y no hacia sí mismo; tiene que anunciarles la infinita e inefable belleza de Cristo, así como Su bondad y poder. 

Que tu corazón sea solamente del Señor; y, en el Señor, también de tu semejante. Si no se cumple esta condición, es atroz llegar a ser del hombre: “No os hagáis siervos de los hombres” (I Corintios 7, 23), dijo el Apóstol.

Siempre me han conmovido profundamente las palabras que San Juan el Bautista pronunció sobre nuestro Señor y sobre sí mismo, consignadas en el Evangelio de San Juan: “La esposa pertenece al esposo. Pero el amigo del esposo, el que está a su lado y lo oye, se alegra mucho al oír la voz del esposo. Así que mi gozo es completo. Él debe crecer y yo menguar. El que viene de arriba está sobre todos” (Juan 3, 29-30).

Cualquier guía espiritual debe ser solamente siervo del Esposo Celestial, tiene que conducir las almas a Él y no hacia sí mismo; tiene que anunciarles la infinita e inefable belleza de Cristo, así como Su bondad y poder. Debe hacer que las almas amen a Cristo, Quien es, sin duda alguna, digno de todo amor. El padre espiritual, a semejanza del gran y humilde Bautista, debe hacerse a un lado y considerarse el último de todos; debe alegrarse de su empequeñecimiento ante sus discípulos, que es un signo de su avance espiritual. En tanto prevalezca lo carnal en sus hijos espirituales, el preceptor será grande ante ellos; pero, cuando aparezca en ellos la auténtica sensibilidad espiritual y Cristo crezca en su interior, verán en su mentor una sencilla pero benefactora herramienta de Dios.

(Traducido de: Sfântul Ignatie BriancianinovDe la întristarea inimii la mângâierea lui Dumnezeu, Editura Sophia, 2012, pp. 184-185)