La bendición de Dios que viene a nosotros
Quien renuncia a la Divina Liturgia, renuncia también a las bendiciones que Dios le ofrece por medio de Sus sacerdotes.
En la Divina Liturgia recibimos también la bendición de Dios. A mí me gusta mucho pensar que, en la Ascensión del Señor, el último gesto de nuestro Salvador para con los hombres de este mundo fue darles Su bendición. Nuestro Señor Jesucristo ascendió al Cielo bendiciendo a Sus discípulos, y también nosotros nos hacemos dignos de la bendición de la Ascensión del Señor con todas las bendiciones que nos da por medio de los sacerdotes de Su Iglesia. Entonces, quien renuncia a la Divina Liturgia, renuncia también a las bendiciones que Dios le ofrece por medio de Sus sacerdotes.
(Traducido de: Arhimandritul Teofil Părăian, Pentru cealaltă vreme a vieţii noastre, Editura Deisis, p. 103)