La búsqueda del don de las lágrimas de contrición
No busques dones excelsos, ni entrar en éxtasis o recibir extraordinarios lenitivos espirituales…
«En tu última carta dices que te duele no tener lágrimas para purificar tus pecados. Las lágrimas, ciertamente, son un don de Dios, que, como todos los demás dones espirituales, provienen de la humildad; sin embargo, buscar prematuramente adquirir dones muy elevados, sin purificarte ni prepararte debidamente y con toda humildad, cumpliendo los divinos mandamientos de Cristo y soportando las tribulaciones con paciencia, no sólo no es provechoso, sino que hasta podría dañarte.
Te diré más: no busques dones excelsos, ni entrar en éxtasis o recibir extraordinarios lenitivos espirituales, porque todo eso se da en correspondencia con nuestra humildad. ¿Y cómo podríamos entrar a la Morada real y gozarnos en Su mesa, si aún estamos ataviados con la sucia vestimenta de las pasiones? Luego, es importante purificarte con la contrición y la humildad, dejando que Dios, cuando lo considere propicio, te lleve a Su Morada, aunque te sientas indigno de ello».
(Traducido de: Filocalia de la Optina, traducere de Cristea Florentina, vol.1, Editura Egumenița, Galați, 2009, p. 138)