La búsqueda incesante del alma
Aunque todo fuera bello en este mundo, nada de aquí me interesaría, porque mi alma ansía solamente estar cn su Señor.
Todo el día y la noche entera mi alma te anhela, Señor. Te busco a Ti. Tu Espíritu me atrae para que te busque y Tu solo recuerdo llena de júbilo mi mente.
Mi alma te ha amado y se alegra al saber que Tú eres mi Dios y mi Señor. Por eso, suspiro por Ti y lloro. Aunque todo fuera bello en este mundo, nada de aquí me interesaría, porque mi alma ansía solamente estar cn su Señor.
El alma que ha conocido a Dios no puede alegrarse con nada más de este mundo, sino que, como un niño que se ha extraviado y busca a su madre, se dirige sin cesar al Señor y clama: “¡Mi alma te anhela! ¡Señor, en mi llanto te busco a Ti!”.
(Traducido de: Cuviosul Siluan Athonitul, Între iadul deznădejdii și iadul smereniei, Ed. Deisis, Sibiu, 2000, p. 240)