Palabras de espiritualidad

La caída es precedida por el orgullo, mas la humildad puede sanar el corazón

    • Foto: Oana Nechifor

      Foto: Oana Nechifor

No existe nada que propicie con tanta facilidad la caída y el error, que el orgullo. De igual manera, no hay nada que pueda enderezar el corazón, sino la humildad y la simpleza. No importa dónde y cuándo ocurra la caída, que siempre le precederá el orgullo.

El orgulloso no sigue caminos simples y correctos, sino senderos torcidos, llenos de espinas y malhechores. “Tú reprendes al soberbio, al perverso que se desvía de tus mandamientos.” (Salmos 118, 21).

El orgullo es una terrible desviación y la peor violación a los mandamientos. La vanidad proviene de la ignorancia de nuestras propias debilidades. No existe nada que propicie con tanta facilidad la caída y el error, que el orgullo. De igual manera, no hay nada que pueda enderezar el corazón, sino la humildad y la simpleza. No importa dónde y cuándo ocurra la caída, que siempre le precederá el orgullo.

Por su orgullo, el demonio fue expulsado del Cielo. Por su orgullo, el fariseo destruyó todas las virtudes. Por culpa del orgullo, Nabucodonosor perdió su reino, viéndose forzado a comer hierba como los animales, durante siete años. Y miles y miles de desgracias más, también tienen como origen el orgullo. Así pues, sé siempre humilde, manteniéndote bajo la protección de la gracia de Dios. Sólo así podrás librarte de todo mal, de toda caída, de todo contratiempo.

(Traducido de: Sfântul Dimitrie al Rostovului, Alfabetul duhovnicesc, Editura Sophia, București, 2007, p. 73)

 

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