La capacidad materna de resistir
Una madre sufre por sus hijos, se desgasta por ellos, pero nunca siente cansancio. Se desgasta, pero por el amor que siente por sus niños y su hogar, todo lo hace con alegría. Uno que pasa todo el día acostado se cansa mucho más que ella.
Cuando era pequeño, recuerdo, mi mamá tenía que ir bastante lejos de la casa para acarrear agua; además, tenía que preparar comida para todos, hacía pan, lavaba ropa, iba al huerto... Es decir, hacía de todo y, encima, nos tenía que aguantar a nosotros, que la atormentábamos y a veces hasta le tocaba hacer de juez cuando había peleas en casa. Aún así, decía “Es mi obligación, debo hacer todo esto, sin comentar”. Y estas palabras las repetía con todo su corazón, porque amaba a su casa y a sus hijos, no perdía el ánimo en medio de tantos trabajos, y todo lo hacía con felicidad..
Con el pasar de los años, la mamá ama mucho más su hogar. A pesar de envejecer, se sacrifica cada vez más, ayudando a criar sus nietos. Aunque sus fuerzas disminuyen, por el simple hecho de que todo lo que hace, lo hace de corazón, posee mucho más coraje que en su juventud y mucho más denuedo que su propio esposo.
(Traducido de: Cuviosul Paisie Aghioritul, Cuvinte duhovniceşti, Vol. IV Viața de familie, Editura Evanghelismos, București, 2003, p. 88)