La caridad más grande que podemos practicar
Desde la Divina Liturgia misma, los responsos, las oraciones, la caridad, las buenas acciones, hasta las postraciones y el “¡Que Dios los perdone!”, todo eso llega a donde están las almas y les es de provecho.
La Iglesia Ortodoxa ha dispuesto todo de una forma verdaderamente excepcional, con tal de ayudar a las almas que han partido a la eternidad. Desde la Divina Liturgia misma, los responsos, las oraciones, la caridad, las buenas acciones, hasta las postraciones y el “¡Que Dios los perdone!”, todo eso llega a donde están las almas y les es de provecho. En consecuencia, esta es la forma de caridad más grande que podríamos concebir.
Cuando presentas una lista con nombres de difuntos en la Divina Liturgia, por tu sacrificio y el del sacerdote, estás ayudando a todas esas almas que reciben un consuelo en la eternidad. Por supuesto que con ese dinero también podrías ayudar a uno o dos necesitados, dándoles algo para vestirse o algo de comer, procurándoles un cuidado especial. También esa forma de caridad es buena, pero la Divina Liturgia es lo más útil para las almas que han partido a la eternidad y ahora sufren por no haberse acercado a Dios en su paso por esta vida. Desde su lugar de tormento, claman porque en su familia haya algún sacerdote que ore por ellas. ¡Cuántas cosas no nos ha enseñado la tradición de los Padres sobre el auxilio de estas cosas santas de nuestra Iglesia!
(Traducido de: Ne vorbește Strarețul Efrem Filotheitul. Meșteșugul mântuirii. Omilii, Editura Egumenița, pp. 232-233)