La contrición es una vela que ilumina todo nuestro ser
Nuestro deber es mantener encendida esa llama con el aceite de nuestras acciones.
“El arrepentimiento, cuya posibilidad nos la dio Dios para recibir el auxilio de Su Hijo al encarnarse, es como una candela. Y nuestro deber es mantener encendida esa llama con el aceite de nuestras acciones. Sólo si recibimos la luz de esa candela, luz que proviene de Cristo —Quien es, a su vez, fuente de luz para todos—, podremos entrar en el Reino de la luz. Sólo si somos iluminados, conociendo y aceptando a Cristo como luz del mundo, como sentido de nuestra existencia, por el hecho que nos muestra a Dios como un Padre amoroso, teniendo un Hijo amoroso, tendremos parte eternamente de esa luz. La contrición es la vela encendida que alumbra toda nuestra persona, para que por medio de ella podamos vernos como deberíamos ser y conocer nuestro vínculo con Dios y con nuestros semejantes”.
(Traducido de: Părintele Dumitru Stăniloae, Douăzeci şi nouă de cuvinte, Filocalia XII, traducere din greceşte, introducere şi note de pr. prof. dr. Dumitru Stăniloae, Editura Humanitas, Bucureşti, 2009