La corona de nuestra paciencia
Mientras más duros fueron los suplicios que soportaron los mártires, más grande fue la gloria que alcanzaron y la dignidad con que Dios los revistió.
Los mártires soportaban las aflicciones que otros les causaban. Y se entregaban con agrado a los tormentos, demostrando una paciencia inalterable hasta morir. Y mientras más duros fueron los suplicios que soportaron, más grande fue la gloria que alcanzaron y la dignidad con que Dios los revistió.
Los monjes sufren los tormentos que les causan los espíritus impuros. Mientras más grandes son las tribulaciones que les provoca el demonio, más grande es la gloria que les espera en la eternidad por parte de Dios, así como el consuelo que reciben del Espíritu Santo en esta vida, durante su paso por este mundo efímero, aun en medio de tanto dolor.
(Traducido de: Sfântul Ignatie Briancianinov, Cuvinte către cei care vor să se mântuiască, Traducere de Adrian și Xenia Tănăsescu-Vlas, Editura Sophia, București, 2000, p. 32)