Palabras de espiritualidad

La cruz de las pruebas, esa que nos lleva a la resurrección

  • Foto: Stefan Cojocariu

    Foto: Stefan Cojocariu

Translation and adaptation:

Este camino se ha seguido de generación en generación y de centuria en centuria, por medio de la cruz y la muerte. ¿O es que no quieres seguir el camino de los santos, sino prepararte tu solo uno distinto, para andarlo sin sufrimiento alguno?

Aquel que vive haciendo sólo su voluntad, o con envidia, o dedicado a aquello que le daña (espiritualmente), será castigado. Pero, cuando el individuo sigue el camino de la justicia y avanza hacia Dios, ganándose a otros con su ejemplo, si debe enfrentar alguna de aquellas cosas no tiene por qué abandonar su senda, sino que lo recibe todo con gozo y sin quejarse, agradeciéndole al Señor por enviarle tal don y por haberlo considerado digno de enfrentar dichas pruebas, y participar, así, de las tribulaciones de los profetas, los apóstoles y los demás santos

Porque también ellos fueron pacientes en la aflicción, por amor a este camino, sin diferenciar si esta provenía de los demás, de los demonios o del cuerpo. Porque nada de esto podría venir sin el permiso y la autorización de Dios, sino que viene para hacerse motivo de rectificación. Y es que no es posible que Dios haga que quien le busca obre el bien, sino enfrentando las aflicciones, por la verdad. Y tampoco es posible que éste se haga digno de la grandeza de Dios, si no entra en ella por medio de las tentaciones; y no podría alegrarse de esta, sin el don de Cristo. De todo esto da testimonio San Pablo, demostrando que se trata de algo tan grande, que incluso lo considera un don (carisma). Porque es una cosa muy grande que alguien se preparare para sufrir por su esperanza en Dios (Filipenses 1, 19). Porque dice “Pues a vosotros se os ha concedido la gracia de que por Cristo... no sólo que creáis en Él, sino también que padezcáis por Él”. Lo mismo dice San Pedro (I Pedro 3, 14): “Aunque sufrierais a causa de la justicia, dichosos de vosotros. No les tengáis ningún miedo ni os turbeis”.

Por eso, no te alegres cuando te halles en la holgura, y no te entristezcas cuando enfrentes penas, ni las consideres ajenas al camino de Dios. Porque este camino se ha seguido de generación en generación y de centuria en centuria, por medio de la cruz y la muerte. ¿Y por qué vienen estas? Para que puedas ver si aún sigues en la senda de Dios o si te has salido de ella. ¿O es que no quieres seguir el camino de los santos, sino prepararte tu solo uno distinto, para andarlo sin sufrimiento alguno?

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