Es realmente importante que en todo momento conservemos un sentimiento de humildad ante Dios. Esto nos llevará a una dinámica interminable, entre la auto-condenación y el amor a Cristo, entre el arrepentimiento y la misericordia de Dios. Por una parte, viviremos el sufrimiento de estar tan lejos de a Dios, a Quien amamos; por otra, ese mismo sufrimiento y ese mismo amor obrarán como un fuego interior, empujándonos con fuerza hacia Él.

Esa dinámica encontró su expresión más fuerte en las palabras de Cristo al stárets Siluano: “Mantén tu mente en el infierno, pero no desesperes”. Estas palabras pueden provocar temor, miedo y pánico, pero no tienen por qué abrumarnos: son el fundamento principal de nuestra vida en Cristo.

(Traducido de: Arhimandritul Sofronie, Din viață și din Duh, Editura Reîntregirea, Alba Iulia, 2014, pp. 26-27)