«Si, sufriendo la aflicción, oras a Dios, esta se apartará de ti. Pero, cuando se trate de la enfermedad, no pretendas ni busques alejarla de ti.

¿Por qué? Porque al soportar pacientemente los dolores de la enfermedad, obtenemos la misericordia de Dios y el perdón de nuestros pecados.

Cualquier enfermedad es una cosa complicada, especialmente el cáncer, pero no nos queda más que entenderlo. Por Su gran sabiduría, Dios sabe qué enfermedad es más provechosa para la purificación de las pasiones y las faltas de cada quien. No en vano escribe San Efrén: “La enfermedad es algo más difícil que el dolor, sí, pero pasa más rápidamente que los dolores de los sufrimientos inútiles”. Tú mismo sabes que esta debilidad proviene del estado de desasosiego que hay en el alma…».

(Traducido de: Filocalia de la Optina, traducere de Cristea Florentina, Editura Egumenița, Galați, 2009, p. 60)