La enfermedad también es una oportunidad
Si debes enfrentar alguna enfermedad o alguna otra tribulación, no te desanimes; más bien agradécele a Dios, porque es una oportunidad para orar con más fervor.
Alégrate por tu enfermedad, porque te ha sido enviada para que te enmiendes, o como prueba del amor de Dios, quien quiere hacerte un mejor cristiano. Solamente alegrándote en ella te será de provecho: en el primero de los casos, al librarte del pecado por medio de la contrición, y en el segundo, creciendo en ella. Pero, lo mejor es no creerte libre de pecados.
La enfermedad proviene de Dios, cuando el hombre no ha caído en ella por causa de alguna pasión y no viene a fortalecer esa misma pasión; por ejemplo, como consecuencia de la gula, o del desenfreno, o de la embriaguez. Una enfermedad sobrevenida así no da lugar a la oposición, el descontento, la revuelta, el enfado, etc..
Si debes enfrentar alguna enfermedad o alguna otra tribulación, no te desanimes; más bien agradécele a Dios, porque es una oportunidad para orar con más fervor y dejar de confiar en tus humanas fuerzas. Mientras más sientas tus debilidades, más te acercarás a Dios, poniendo toda tu esperanza sólo en Él (II Corintios 12, 10).
(Traducido de: Drd. Alexandru Prelipcean, Spiritualitate creștină și rigoare științifică: Notele de subsol ale Filocaliei românești. Volumul I, Editura Doxologia, Iași, 2013, p. 184)