La esposa buena
La esposa buena hace la vida de su marido más noble, más llena de propósito, dirigiéndola a objetivos importantes, con la fuerza de su amor.
Cualquier esposa fiel se llena de los intereses de su esposo. Cuando éste no la tiene fácil, ella se esfuerza en darle valor, con su comprensión y las manifestaciones de su amor. Ella apoya, con interés, todos los planes de su esposo, sin hacérsele trabajoso. Ella es la fuerza del corazón de su esposo, que lo ayuda a ser mejor. Pero no todas las esposas son una bendición para sus maridos. Algunas veces, la mujer es como una enredadera, aferrada a ese robusto roble que es su esposo.
La esposa buena hace la vida de su marido más noble, más llena de propósito, dirigiéndola a objetivos importantes, con la fuerza de su amor. Cuando ella se adhiere a su esposo, llena de confianza y amor, despierta en él los rasgos más nobles y ricos de su ser, estimulando su valentía y su sentido de la responsabilidad. Ella embellece la vida de su esposo, ablandando la dureza que pudiera haber en él.
No obstante, también hay esposas que se asemejan a las plantas parásitas. Se aferran de su esposo, sin ofrecerles nada, sin tenderles la mano para ayudarlos. Les gusta estar tendidas en el sofá o paseándose por las calles, soñando con los ojos abiertos, leyendo novelas románticas o murmurando en la habitación de los huéspedes. Son completamente inútiles y, como tales, se convierten en un lastre, incluso para el amor más tierno. En vez de hacer la vida de su esposo más fuerte, más rica, más feliz, ellas no hacen sino ponerle obstáculos en el camino de sus éxitos. El resultado es triste, incluso para ellas. La esposa fiel se adhiere a su esposo y lo abraza, pero para ayudarlo e inspirarlo. Así, en todas las esferas de su vida, el esposo siente cómo le ayuda el amor de su mujer. La esposa virtuosa es la guardiana del hogar familiar.
(Traducido de: Cum să întemeiem o familie ortodoxă, 250 de sfaturi înţelepte pentru soţ şi soţie de la sfinţi şi mari duhovnici, Traducere din limba rusă de Adrian Tănăsescu-Vlas, Editura Cartea Ortodoxă, Bucureşti, 2011, p. 63)