Palabras de espiritualidad

La exigente labor de la mujer en el hogar

  • Foto: Oana Nechifor

    Foto: Oana Nechifor

El trabajo de la mujer presupone, ante todo, constancia: educar a los hijos, cuidarlos, administrar el hogar.

El trabajo de la mujer presupone, ante todo, constancia: educar a los hijos, cuidarlos, administrar el hogar. Quizás parezca una labor que no requiere realizar ningún esfuerzo físico descomunal. Sin embargo, sí que exige tener mucha paciencia y resistencia. Yo amo a mis hijos, pero cuando me toca cuidarlos, así sea solamente por un par de días, siento que ya no puedo más. Para mi esposa, al contrario, esto es cosa de rutina, algo normal, un asunto que no implica mayor sacrificio. Podría atreverme a decir que, si bien la mujer hogareña no consume tanta energía, trabaja constantemente “a fuego lento”.

Y es que la mujer siempre está ocupada. Simplemente no puede sentarse a descansar si observa que hay algo que está fuera de su lugar: inmediatamente corre a ordenar, a limpiar... sólo entonces siente que puede permitirse tomar un respiro. Esto es algo que no siempre entendemos los hombres. Para nosotros, el desorden y una vajilla sucia no son, en general, cosas que nos provoquen incomodidad.

(Traducido de: Pr. Pavel Gumerov, Conflictele familiale: prevenire și rezolvare, traducere din limba rusă de Adrian Tănăsescu-Vlas, Editura Sophia, București, 2013, p. 43)