La fe apaga el fuego de la tristeza
Todos los que no se someten a la voluntad del Señor se quedan en la oscuridad y viven llenos de tristeza.
«Si sostienes que tienes fe en Dios, pero nuevamente has caído en la oscuridad, debido a la profunda tristeza que te inunda, es que tu fe es realmente escasa.
Y tu falta de fe queda evidenciada cuando dices que crees que “el Señor de la casa no puede, o no sabe, o no quiere cuidar de Su casa” y deja ese cuidado a cargo de los siervos. ¿Cómo podrían los siervos salvar la casa, de qué manera, si ni siquiera el Señor Mismo puede hacerlo?
Quizás quieras corregirme, diciendo: “los hijos, no los siervos”. Sin embargo, los hijos son quienes ponen toda su tristeza, todos sus pensamientos, toda su voluntad y todo su corazón en manos del Padre y se hacen obedientes a Su voluntad, sin permitirse duda alguna. Todos los demás son siervos, sin un ápice de sabiduría, porque no se puede llamar “sabio” a quien no siente la presencia del Padre Celestial. Todos los que no se someten a la voluntad del Señor se quedan en la oscuridad y viven llenos de tristeza.
La fe es una mano fresca y consoladora, extendida a aquellos que yacen en el averno. Todo lo demás, fuera de esa mano, constituye el fuego estigmatizador. Los necios, cargando el peso de su tristeza, no hacen sino verter hierro fundido sobre plomo fundido. Pero el fuego no se extingue con más fuego. Porque las tristezas son como si te quemaras sobre metal fundido. Solamente la fe puede apagar ese fuego».
(Traducido de: Sfântul Nicolae Velimirovici, Omilii despre pocăință, dragoste și optimism, Editura Doxologia, Iași, 2016, p. 195)