La fe que nos une a Dios
Nuestra fe permanecerá por los siglos de los siglos; no vale solo para el tiempo de los Justos o de los Santos del Antiguo Testamento, ni únicamente para la época de los Apóstoles y de los primeros Padres. Nos basta con ser semejantes a ellos.
Mientras permanezcamos cerca de Dios, seguirán siendo válidas las palabras: “El ángel del Señor acampará en torno a los que le temen, y los librará” (Salmos 33, 8).
Nuestra fe permanecerá por los siglos de los siglos; no vale solo para el tiempo de los Justos o de los Santos del Antiguo Testamento, ni únicamente para la época de los Apóstoles y de los primeros Padres. Nos basta con ser semejantes a ellos. Dios es el mismo, “ayer, hoy y siempre” (Hebreos 13, 8). Nuestra vida, nuestra existencia, están en Sus manos.
Teniendo una confianza plena en Él, no solo debemos proclamar, sino también vivir aquello que decimos: “A nosotros mismos, y unos a otros, y toda nuestra vida, a Cristo Dios encomendémosla”.
(Traducido de: Arhimandritul Epifanie Theodoropulos, Toată viața noastră lui Hristos Dumnezeu să o dăm, Editura Predania, București, 2010, p. 224)
