¡La fe requiere que nos pongamos en acción!
La fe lo resuelve todo, pero no en el sentido de que los fieles, por el simple hecho de creer, dejan de sufrir en este mundo, sino en el sentido de que, por medio de la fe, todo se hace más fácil de enfrentar.
Para hallarnos en el sendero de los santos, tenemos que cultivar la fe en Dios. Pero, atención, que la fe no viene con solo esperarla, sino que hay que trabajar para obtenerla. El que hace las obras de la fe, multiplica su fe. Por otro lado, aquel que comete actos de incredulidad, llega a ver cómo su fe decrece. Luego, cada vez que el creyente se ausenta de la Divina Liturgia, los domingos o los días festivos, pudiendo participar en ella, comete un acto en contra de la fe. Él mismo está haciendo que su fe decrezca.
Por el contrario, cada vez que participa en los oficios litúrgicos y valora la Santa Confesión y la Santa Eucaristía con el Cuerpo y la Sangre de nuestro Señor Jesucristo, está practicando actos de fe y está haciendo que esta crezca y se desarrolle. La fe lo resuelve todo, pero no en el sentido de que los fieles, por el simple hecho de creer, dejan de sufrir en este mundo, sino en el sentido de que, por medio de la fe, todo se hace más fácil de enfrentar.
Un médico que solía trabajar con el grupo religioso llamado “La Armada del Señor” (Oastea Domnului). el doctor Ioan Suciu, decía que, sobre todo, hay dos cosas que no puedes hacer si no tienes fe en Dios: criar hijos buenos y soportar el sufrimiento más duro. El hombre de fe ve cómo merma su sufrimiento y también cumple con su deber de educar correctamente a sus hijos. Con esto, ofrece al mundo una paz más grande y una alegría mayor.
(Traducido de: Părintele Teofil Părăian, Lumini de gând, Editura Antim, 1997, pp. 295-296)