Palabras de espiritualidad

La fe tiene la revelación con la que el hombre de fe no se negocia

  • Foto: Oana Nechifor

    Foto: Oana Nechifor

La religión se cimienta en granos de fe. Esos granos de fe son, de hecho, granos de comunión con Dios.

La fe es un riesgo para la razón. Pero, de ninguna manera, una anulación. Al contrario, se trata de una luz para la razón. Es una absolutización del alma en un más allá de este mundo, en el modo divino de la existencia. La fe tiene la revelación con la que el hombre de fe no se negocia.

Dios nos acompaña siempre y a medida que lo vamos conociendo, nuestra vida psicológica y biológica es atravesada por la verdad y la luz del conocimiento. Esto es lo que posee el creyente de una forma más resumida, un conocimiento que el científico no podría alcanzar, sino sólo llevando su ciencia al extremo de reconocer su limitación.

La religión se cimienta en granos de fe. Esos granos de fe son, de hecho, granos de comunión con Dios.

Una vez, Jesús le respondió a Sus discípulos, cuando le pedían “mucha más fe”, más o menos de esta manera: que comenzaran creyendo que no tenían fe y así terminarían obteniéndola.

Sólo alcanzando esa temperatura en la que se extrae el oro de nuestro ser, al separarlo la escoria, en él brota el modo divino de existir, de actuar y de pensar.

(Traducido de: Părintele Arsenie Boca mare îndrumător de suflete din secolul XX, Editura Teognost, Cluj-Napoca, 2002, p. 74)