Yo creo que cada uno de nosotros ha visto, al menos una vez en la vida, alguna familia en la que los esposos se entienden con tan sólo una mirada, con sólo decir “media palabra”. Después de vivir juntos ya varios años, se conocen tan bien, que han llegado a unificar su forma de pensar. Incluso, algunas veces, exponiendo su punto de vista sobre algún tema, utilizan las mismas palabras (a menudo, los esposos que han vivido mucho tiempo en amor y comprensión, llegan a asemejarse físicamente).

Ellos no tienen motivos para pelearse, no tienen nada qué esconderse, no sienten necesidad de demostrarse algo el uno al otro, porque saben lo que piensa su otra mitad sobre determinado problema. Y todo esto, no porque se hayan “fundido” el uno en el otro, dejando de existir como personalidades diferentes, si no porque, simplemente, han alcanzado, en su matrimonio, esa deseada armonía y saben que poseen la misma perspectiva en los asuntos principales, mientras que en los secundarios, bajo la guía del amor, pueden hacer concesiones.

(Traducido de: Pr. Pavel Gumerov, Conflictele familiale: prevenire și rezolvare, traducere din limba rusă de Adrian Tănăsescu-Vlas, Editura Sophia, București, 2013, pp. 51)