La forma más segura y conveniente de orar
Pidamos que se haga la voluntad de Dios: esto es lo más conveniente y lo más seguro para nosotros mismos y para aquellos por quienes oramos.
La oración por los demás, cuando es elevada con amor profundo, es desinteresada y tiene un gran provecho espiritual. Y es que llena de Gracia tanto a quien la practica como aquel por quien éste ora. Cuando hay un amor intenso en tu corazón y ese amor te mueve a orar, las olas de tu amor parten e influyen en esa persona por quien oras, haciéndole bien. Viendo tu perseverancia, Dios te da Su don en abundancia, y también lo hace con la otra persona.
Al orar por nosotros, pidamos tan sólo nuestra salvación. ¿Acaso no dijo el Señor, “Busquen primero el Reino de Dios y Su justicia, que todo lo demás se les dará por añadidura”? Con total sencillez, Cristo puede darnos eso que esperamos. Es suficiente con decir: “Señor Jesucristo, ¡ten piedad de mí!”. Dios no necesita que le detallemos todas nuestras necesidades. Él las conoce mucho mejor que nosotros mismos, y nos da Su amor. El problema es responder a ese amor con nuestras oraciones y respetando Sus mandamientos. Pidamos que se haga la voluntad de Dios: esto es lo más conveniente y lo más seguro para nosotros mismos y para aquellos por quienes oramos.
(Traducido de: Monahul Patapios Kavsokalivitul, Sfântul Cuvios Porfirie Kavsokalivitul – Sfințenia în secolul al XXI-lea, Editura Doxologia, Iași, 2015, pp. 54-55)