Palabras de espiritualidad

La fuerza del amor al prójimo

  • Foto: Oana Nechifor

    Foto: Oana Nechifor

Translation and adaptation:

Viendo esto, los dos monjes glorificaron a Dios, Quien obra esta clase de milagros por medio de Sus justos.

Hubo una vez un virtuoso stárets en Siria, que cada día se alejaba de su celda y pasaba largas horas a un lado del camino. Así, cuando veía venir algún monje desde la soledad del desierto, salía a su encuentro y lo convidaba a comer y descansar un poco.

Un día, habiendo convidado así a un anciano anacoreta, este le dijo que no podía comer nada, porque estaba ayunando. El stárets se entristeció mucho, y le dijo: “¡Te suplico que comas algo! Pero si insistes en no probar nada, ven conmigo y oremos junto a ese árbol de ahí. Aquel de nosotros que, orando, consiga que el árbol se incline, será el que diga si comes conmigo o no”.

Salieron, y el primero en empezar a orar fue el asceta. Pero el árbol no se movió cuando este se postró hasta el suelo. Después fue el turno del stárets. Ni bien se había puesto de rodillas, cuando el árbol, grande y frondoso como era, se encorvó un poco. Viendo esto, los dos monjes glorificaron a Dios, Quien obra esta clase de milagros por medio de Sus justos.

(Traducido de: IPS Pimen, Arhiepiscop al Sucevei și RădăuțilorDin cuvintele duhovnicești ale Sfinților Părinți, Editura Arhiepiscopiei Sucevei si Radautilor, Suceava, 2003, pp. 104-105)