La gloriosa luz de Dios
Podríamos comparar el mundo con una habitación llena con toda clase de cosas, y la gloria divina, con la luz del sol.
Bien podríamos comparar el mundo con una habitación llena con toda clase de cosas, y la gloria divina, con la luz del sol. Mientras más oscura es la habitación, menos se ven las cosas que hay en ella. Y, mientras más luz entra por la ventana, más claras y hermosas se ven esas mismas cosas.
La razón de las cosas del mndo, lejos de volverse inútil después de la visión revelada de Dios, nos ayuda a entender la fecundidad de la Razón divina, siendo incluso un ejemplo de esto, tal como los rayos del sol son un ejemplo y una manifestación de Su luz. Por supuesto, entonces veremos directamente al Sol de justicia, o a Su luz, e indirectamente a las razones de las cosas, en tanto que ahora no podemos ver directamente el fulgor del sol, sino solamente su luz reflejada en las cosas. En otras palabras, cuando contemplemos directamente a Dios, contemplaremos también las razones de las cosas en Él Mismo, no en las cosas, como ahora, aunque mucho más luminosas, más profundas, más explicadas.
(Traducido de: Părintele Dumitru Stăniloae, Ascetica şi mistica ortodoxă, Editura Deisis, Mănăstirea Sf. Ioan Botezătorul, Alba Iulia, 1993, pp. 14-15)