Palabras de espiritualidad

La gratitud que debemos presentarle al Señor

  • Foto: Oana Nechifor

    Foto: Oana Nechifor

Acuérdate de las palabras del Apóstol: “aunque nuestro hombre exterior vaya perdiendo, nuestro hombre interior se renueva de día en día” (II Corintios 4 ,16).

Tienes que fortalecer tu corazón como si fuera una roca. Y al decir “roca”, me refiero a la fuerza del alma, para que puedas escuchar lo que te voy a decir.

Luego, examínate (...) y prepárate para agradecer por todo, imitando al Apóstol, quien dice: “Dad gracias en todo momento” (I Tesalonicenses 5, 18), en sufrimientos, estrecheces, angustias” (II Corintios 6, 4), o en las debilidades y los afanes del cuerpo.

Agradécele a Dios por todo en tu vida. Porque tengo la esperanza de que también tú podrás “entrar en Su descanso” (Hebreos 4, 3). “Tenemos que pasar por muchas tribulaciones para entrar en el Reino de Dios” ([hechos 14, 22). No dudes, pues, en tu alma y que tu corazón no se debilite. Acuérdate de las palabras del Apóstol: “aunque nuestro hombre exterior vaya perdiendo, nuestro hombre interior se renueva de día en día” (II Corintios 4 ,16).

Si no sufres tu propia pasión, no podrás llegar a la cruz. Si eres capaz de soportar el sufrimiento, podrás entrar al puerto de Su descanso. Y, entonces, te sentirás en paz, con el alma fortalecida y aferrada al Señor para siempre, fortalecida en la fe, gozándose en la esperanza, regocijándose en el amor, protegida por la santísima e indivisible Trinidad. Entonces se hará realidad en ti aquello que se dijo: Que se alegre el cielo y goce la tierra, que retumbe el mar y todo lo que encierra” (Salmos 95, 11).

(Traducido de: Sfântul VarsanufieScrisori duhovnicești, 2, în Filocalia, vol. XI, p. 28-29)