Palabras de espiritualidad

La humildad, una virtud que permanece oculta

  • Foto: Oana Nechifor

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La humildad purifica el corazón de todos sus vicios, adornando el alma con las flores de las divinas cualidades. Así, despacio, da a luz a todas las virtudes, siendo la única que permanece a la sombra, porque esta es su naturaleza, el esconderse, el evitar el elogio de los hombres.

En una habitación oscura, el aire no parece estar lleno de polvo, sino siempre fresco y puro. Pero cuando en ese mismo espacio entra un rayo de sol, empiezan a observarse con facilidad todas las impurezas que flotan en el aire. De igual manera, la humildad hace que el hombre vea su verdadero y lamentable estado, animándolo a corregir su camino.

La humildad purifica el corazón de todos sus vicios, adornando el alma con las flores de las divinas cualidades. Así, despacio, da a luz a todas las virtudes, siendo la única que permanece a la sombra, porque esta es su naturaleza, el esconderse, el evitar el elogio de los hombres.

La humildad nos recuerda a la raíz de un árbol: por afuera se ven sólo todos esos maravillosos frutos, mientras que ella permanece escondida en la tierra. Porque, si las raíces salieran de la tierra, para hacerse visibles, el árbol dejaría de fructificar y se secaría. Es el caso de la humildad. Si se hace visible, las virtudes desaparecen, y el hombre muere espiritualmente.

(Traducido de: Arhimandrit Serafim Alexiev, Viaţa duhovnicească a creştinului ortodox, traducere din limba bulgară de Valentin-Petre Lică, Editura Predania, Bucureşti, 2010, p. 193)

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