La iglesia del corazón
Dirige tus ojos espirituales al Señor, Quien “está en todas partes y todo lo llena”. ¡Solo Él debe mantenerse en tu mente! Glorifícalo, agradécele, alábalo…
«Te hallas en tu lecho de enfermo, y esto te impide asistir a los oficios litúrgicos que se celebran en la iglesia y en los monasterios. Oro para que puedas edificar en tu interior, con la ayuda del Señor, una iglesia no-creada por el hombre, sino espiritual, en donde tu alma presente sin cesar “un sacrificio agradable a Dios, por medio de Jesucristo” (I Pedro 2, 5), con la oración de la mente y del corazón. (...)
Dirige tus ojos espirituales al Señor, Quien “está en todas partes y todo lo llena”. ¡Solo Él debe mantenerse en tu mente! Glorifícalo, agradécele, alábalo… ¡y así devendrás en templo Suyo! El muro de este templo es la paciencia; su altar, el corazón que derrama amor y agradecimiento hacia Él. Los cánticos son las oraciones y los sentimientos devotos. El que canta es tu espíritu bien intencionado, que une los cánticos y los ejecuta con perseverancia y fervor».
(Traducido de: Sfântul Teofan Zăvorâtul, Călăuzire către viața duhovnicească, Traducere de Preot Victor Manolache, editura Egumenița, p. 37)