La Iglesia nos enseña a salir de nuestro egoísmo
La Iglesia te enseña que es imposible que alcances solo el Paraíso, sin tu hermano, sin tu semejante, sin la experiencia del amor a los demás.
La Iglesia nos enseña que el otro, quienquiera que sea, merece ser amado, sin importar sus defectos e imperfecciones, así como dicen aquellas palabras: “ama a tu semejante, con todas sus debilidades”.
La Iglesia ayuda al hombre a salir de su egoísmo, de su propio “yo” egoísta, y a vivir en la alegría del amor al otro. Al contrario, la mentalidad diabólica queda expresada en las palabras del filósofo existencialista y ateo, Jean Paul Sartre: “el otro es mi infierno”.
La Iglesia te enseña que es imposible que alcances solo el Paraíso, sin tu hermano, sin tu semejante, sin la experiencia del amor a los demás.
Finalmente, la misión de la Iglesia es la siguiente: en este mundo y en estos tiempos de pecado, conducir al mundo al Reino de los Cielos, al Reino de Dios, a la vida eterna y al Paraíso celestial.
Dicho esto, ¿qué relación tiene la Iglesia con el mundo?
‒ La respuesta es simple, padre. La Iglesia ama al mundo, lo santifica, lo ilumina, lo transforma, lo salva.
‒ Bien dicho. Cada una de sus acciones, cada uno de sus movimientos y cada palabra que emite tienen como objetivo la salvación y la santificación del mundo. No hay nadie que vea al mundo con tanto amor y con tanta comprensión, como la Iglesia, porque Ella nunca ha odiado al mundo, nunca lo ha explotado, tal como lo explotan los hombres superficiales, insensatos y frívolos.
(Traducido de: Arhimandritul Spiridonos Logothetis, Răspunsuri la întrebări ale tinerilor – Ortodoxia şi lumea, traducere din limba greacă de Părintele Şerban Tica, Editura Sophia, Bucureşti, 2012, pp. 177-178)