La Iglesia Ortodoxa, siempre actual
Si entendemos y sentimos que Cristo, la Madre del Señor, los santos, los Sacramentos, los santos íconos y la Liturgia misma son siempre nuevos para quienes creemos verdaderamente en ellos, entenderemos que la Ortodoxia es siempre nueva.
Nuestra Iglesia Ortodoxa es una Iglesia antigua, la más antigua. ¡Algunos la consideran, a veces, hasta arcaica o anticuada! ¡Es anticuada, en la misma medida en que aceptamos que Jesucristo es anticuado! ¡Es arcaica, si consideramos que también Cristo lo es! Lo mismo la Madre del Señor. Y los santos. Es vetusta, si creemos que también lo son los Sacramentos y los santos íconos. ¡Sólo así será vetusta! Pero, si entendemos y sentimos que Cristo, la Madre del Señor, los santos, los Sacramentos, los santos íconos y la Liturgia misma son siempre nuevos para quienes creemos verdaderamente en ellos, entenderemos que la Ortodoxia es siempre nueva, porque nuestro Señor Jesucristo es perpetuamente —ayer, hoy, y siempre— el Mismo, en todos nosotros.
Los ortodoxos hemos heredado este tesoro, aún sin tener méritos para ello. Dios eligió ciertas zonas del mundo para guardar la Fe Ortodoxa. Y nuestra nación es uno de esos territorios que Dios escogió para la Ortodoxia.
(Traducido de: Casian, Episcopul Dunării de Jos, Scara Căinței, Editura Episcopiei Dunării de Jos, Galați 2003, p. 91)