La impaciencia revela nuestra falta de fe
El maligno hace que el que ha caído bajo su dominio se someta a los sacrificios de la contrición, o, si el hombre no se arrepiente, lo recarga con toda clase de aflicciones involuntarias.
El maligno conoce la justicia de la ley spiritual, por eso busca cómo ganarse el consentimiento de la mente.
Con esto hace que el que ha caído bajo su dominio se someta a los sacrificios de la contrición, o, si el hombre no se arrepiente, lo recarga con toda clase de aflicciones involuntarias.
Algunas veces, (el demonio) también consigue que el hombre empiece a luchar contra esas tribulaciones, multiplicando su sufrimiento, y haciendo que, al momento de morir, su alma sea revelada como una carente de fe, por no haber sido paciente.
(Traducido de: Sfântul Marcu Ascetul, Despre legea duhovnicească, cap. 91, în Filocalia, vol. I, p. 244)