La importancia de saber departir con los demás, al nivel de cada uno
“Lo mismo es aplicable para las cosas de Dios: si tensamos a estos hermanos desmesuradamente, pronto se romperán. Luego, es necesario, algunas veces y en cierta medida, descender un poco al nivel de cada uno”.
Un día, un hombre que cazaba animales en el desierto, vio al abbá Antonio bromeando con otros monjes y se sintió perturbado. El anciano, entendiendo la confusión de aquel hombre, se le acercó y le explicó así la necesidad de departir al nivel de los otros monjes: “Pon una flecha en tu arco y extiéndelo”. El cazador así lo hizo. El anciano dijo: “Ténsalo un poco más”. Dicho y hecho. Insistió el anciano: “¡Tensa más el arco!”. Pero el cazador protestó: “Padre, si tenso demasiado el arco, terminará rompiéndose”. Entonces, el anciano dijo: “Lo mismo es aplicable para las cosas de Dios: si tensamos a estos hermanos desmesuradamente, pronto se romperán. Luego, es necesario, algunas veces y en cierta medida, descender un poco al nivel de cada uno”. Al escuchar esto, el cazador se sintió avergonzado. Y, agradeciéndole al anciano, prosiguió su camino. Y los hermanos, animados por el anciano, retomaron sus distintas actividades.
(Traducido de: Patericul, ediția a IV-a rev., Editura Reîntregirea, Alba-Iulia, 2004, pp. 5-6)