Una joven les relató a las monjas del Monasterio de San Efrén en Nea Makri, cómo fue salvada por este gran mártir en un accidente automovilístico.

Cuando se dirigía a la escuela, con dos compañeras suyas, el auto en el que se conducían se salió de la carretera, cayendo a un abismo de unos 35 metros de profundidad, y deteniéndose al golpear con un enorme tronco. En un momento dado, mientras el auto rodaba cuesta abajo dando vueltas sobre sí mismo, la chica comenzó a pedir la ayuda de San Efrén. Y el milagro ocurrió: las tres muchachas se salvaron de una muerte segura... ¡ni siquiera sufrieron herida alguna! San Efrén de Nea Makri las salvó milagrosamente, porque él siempre está listo a venir en auxilio de quien lo necesita y se lo pide con fe.

(Traducido de: Viaţa, arătările, minunile, acatistul şi paraclisul Sfântului Efrem cel Nou, Grabnicul Ajutător şi Marele Făcător de minuni, Editura Sofia, Bucureşti, 2008)