Palabras de espiritualidad

La inconmensurable fuerza del corazón

    • Foto: Bogdan Zamfirescu

      Foto: Bogdan Zamfirescu

Translation and adaptation:

Cuando decimos “corazón”, no entendemos un trozo de carne, sino el fervor por el sacrificio, el amor noble.

Padre, el abbá Pamvo dice: “Si tienes un corazón, puedes salvarte”. ¿Qué debo entender por “tener un corazón”?

—Muchas cosas. En primer lugar, “tener un corazón” es igual a “amar a Dios”. En segundo lugar, “tener un corazón” es igual a “tener sensibilidad”. En tercer lugar, “tener un corazón” es igual a “tener bondad”. En cuarto lugar, “tener un corazón” es igual a “ser indulgentes”. En quinto lugar, “tener un corazón” es igual a “tener coraje”. Cuando decimos “corazón”, no entendemos un trozo de carne, sino el fervor por el sacrificio, el amor noble.

¡Qué gran cosa es el poder del corazón! El corazón es como una batería que se carga continuamente. No se cansa, no envejece, su poder no se agota jamás. Pero para esto tenemos que poner a trabajar nuestro corazón.

Porque yo tengo un corazón, tú también, pero ¿qué hacemos si no los ponemos en acción? Si alguien no pone su corazón en acción, bien puede ser un coloso, pero no tendrá valor para emprender nada. Y otro puede ser alguien insignificante y no cansarse jamás, porque todo lo que hace, lo hace con el corazón. Conozco aquí, en el monasterio, a una anciana monja que ya casi no tiene resistencia física, pero, debido a que pone el corazón en todo lo que hace, no se cansa. No busca cómo huir del trabajo, sino cómo ayudar a los demás. Todo lo hace con amor, porque sufre por sus semejantes. Y jamás espera que la encomien por las cosas que hace. No lo hace por amor a sí misma o movida por el deseo de agradar a los otros, sino que se mueve en silencio y así recibe la Gracia Divina, y Dios la ayuda.

(Traducido de: Cuviosul Paisie AghioritulCuvinte duhovnicești, Vol. V Patimi și virtuți, Editura Evanghelismos, București, 2007, p. 216)